CAMINANDO CON JESUS. CRISTO MIGUEL - 01 - PREFACIO
Disponerse
a caminar junto a Jesús, Cristo Miguel, reflexionando sobre sus palabras y
enseñanzas, apreciando su amoroso respeto por el libre albedrío de cada
persona, disfrutando de la firmeza de sus convicciones, la suavidad de su
pureza en el trato diario, la comprensión del estado de cada uno en su propio
camino, nos puede servir de guía, de inspiración y de modelo para recorrer nuestra
propia vida en la Tierra y emprender el camino de vuelta.
También
puede enseñarnos a cómo llegar al corazón de otros hermanos que al cruzarse en
nuestro sendero necesiten una palabra o un gesto como si viniera del Maestro.
El amor
incondicional Crístico que late dentro de Jesús puede llegarnos como una
intensa oleada de emoción mientras vayamos reproduciendo sus palabras,
integrando sus ideas, imaginando su pacífico rostro, con la fisonomía que cada
quien le dibuje, de acuerdo a la idea que de Él nos hagamos.
La única
Verdad, con mayúsculas, solo puede encontrarse en el Absoluto, el Padre
Universal, Hijo Eterno y Espíritu Infinito. La Trinidad. Pero hay también
verdades que aquí contaremos y que no coinciden con tradiciones que fueron
deformándose en el tiempo, por no entender la realidad, por buscar mejorar
algunos perfiles personales, o porque se contaron de oídas, sin posibilidad de
verificación.
Decía Jesús
que la verdad no puede explicarse en palabras, sino que debe ser vivida, porque
la verdad siempre es más que el conocimiento. El conocimiento se construye
sobre las cosas observadas, pero la verdad incluye la experiencia vivida e
incluso la experiencia espiritual.
El
conocimiento tiene su origen en alguna ciencia, la sabiduría es hija de una
filosofía, pero la verdad se origina en la experiencia religiosa de la vida,
entendiéndose religiosidad como re-ligarse con el Uno, Dios, La Fuente que Todo
lo Es, el Padre Universal.
Nabon era
un sumo sacerdote del mitracismo, y conversó sobre temas de Fe y Verdad con
Jesús en Roma, o con el Escriba de Damasco, como era conocido el Maestro en ese
tiempo, durante su viaje por el Mediterráneo cuando tenía 29 años.
El
mitracismo era una de las llamadas religiones de misterio, que convivió durante
un tiempo con los comienzos del cristianismo, y se puede decir que incluso
competía, ya que sus postulados incluían la vida, la muerte y el regreso a la
vida de algún dios. Sus ritos y ceremonias eran bastante complejos, e incluían
“la salvación” para quienes comulgaran con estas creencias, la supervivencia
después de la muerte y una vida duradera en los reinos de felicidad, más allá
de este mundo esclavizante.
Nabon pensaba
que podía convertir a Jesús a sus creencias y que regresase a Palestina como un
educador mitríaco, pero ignoraba que Jesús lo estaba preparando para que fuera,
llegado el momento, uno de los primeros convertidos a los evangelios del nuevo
reino.
“La verdad revelada, la verdad descubierta
personalmente, es la delicia suprema del alma humana; es la creación conjunta
de la mente material y del espíritu interior.”
Un alma capaz de discernir la verdad, que ama la belleza y se desempeña con bondad, lleva a su poseedor mortal a ejecutar una sola finalidad, la de hacer la voluntad del Padre, encontrar a Dios y volverse como Él.
Porque Dios es verdadero, bello y bueno.
Es así que contaremos aquí verdades unificadas por la inspiración y tomadas de
varias fuentes, detalladas en la bibliografía, creyendo no transgredir derechos
de autor, ya que esta obra debe ser tomada como un largo artículo periodístico,
sin fines de lucro, producto de la recopilación de lo ya publicado, unificado
con un cierto criterio, que es en suma lo único que puede considerarse
original.
Con el fin de hacerlo más accesible y más amable de entender para el buscador de su propia verdad, en estos tiempos de ascensión planetaria.
En su conversación con Nabon Jesús habló también de la fe, porque para Él el hombre nunca puede poseer la verdad sin el ejercicio de la fe, que es su esperanza sublime. Los ideales, la ética, la sabiduría y los pensamientos de un hombre nunca pueden elevarse por encima de su fe.
“La fe es la inspiración de la imaginación creativa, impregnada de espíritu”.
Es decir, que cuando tenemos fe en que Dios es nuestro Padre, su
Espíritu ocupa nuestra mente y permite que nuestra imaginación sea creativa a
nivel divino. Por eso habrán escuchado decir que somos como Dios en la Tierra.
Y es así cuando nuestra fe permite al Espíritu divino inspirar nuestra
creatividad.
El alma humana del hombre (o la personalidad, construida en la vida terrenal y que mostramos como nuestra expresión ante los demás) sobrevive a la muerte física asociando su identidad con la chispa interior de divinidad, que es inmortal, y que actúa para perpetuar la personalidad humana en un nivel continuo y más elevado de existencia progresiva en el universo.
Esto significa que a pesar de que todos provenimos de
una misma mónada, o alma grupal, fractalizada, dividida en “pedacitos” más
pequeños, que son nuestra alma individual, a pesar de tener todos un mismo
origen, vamos asociando a esa alma una personalidad distinta, diferente,
producto de nuestras experiencias y que nos hace únicos.
La semilla oculta del alma humana es un espíritu inmortal.
El alma humana encarna en una serie de vidas, de manifestaciones
de la personalidad en existencias espirituales y progresivas, que sólo terminan
cuando esta entidad divina alcanza el origen de su existencia, el origen
personal de toda existencia, la vuelta a Dios, al Padre Universal. La vuelta al
Uno.
La vida humana continúa —sobrevive— porque tiene una función en el universo: la tarea de encontrar a Dios.
El alma del hombre, activada por la fe, no puede detenerse hasta haber alcanzado esa meta de su destino; y una vez que ha conseguido esa meta divina, ya no puede tener fin porque se ha vuelto como Dios, eterna.
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Ante cualquier duda puedes comunicarte a través de numkoradhi@gmail.com
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